Los cambios de hábitos tras las vacaciones afectan a perros y gatos, con señales de estrés como gemidos, lamidos excesivos y pérdida de apetito. Conversamos con una experta, quien entregó sus recomendaciones para una transición tranquila para mascotas y tutores.
Por Josefina Hirane

Las vacaciones pueden ser una experiencia maravillosa para los humanos, pero para las mascotas representan un cambio significativo en su entorno y rutina diaria. Al regresar a la vida cotidiana, es importante facilitarles una transición suave para evitar episodios de ansiedad o estrés. La médica veterinaria y etóloga Daniela Araya (@terapiaanimal en Instagram) nos entrega algunas claves para que esta adaptación sea lo menos traumática posible tanto para perros como para gatos.
La regla de los 3 y 7 días

De acuerdo con Araya, las mascotas requieren de un tiempo determinado para volver a su rutina tras un cambio importante. “Tenemos dos cuentas: la de tres días y la de siete días. Los tres días son el tiempo necesario para que baje el cortisol después de una situación conflictiva o estresante, mientras que los siete días se demoran en habituarse nuevamente a una nueva rutina”, explica la experta.
Por esto, la recomendación principal es evitar cambios bruscos al regresar de las vacaciones. Si tu mascota estuvo en una guardería, en casa de otra persona o viajó contigo a un destino distinto, lo mejor es mantener ciertos elementos familiares, como los horarios de alimentación y descanso, para que el cambio no sea demasiado abrupto.
Señales de ansiedad en perros y gatos
Cada mascota expresa el estrés de manera diferente, por lo que es fundamental estar atentos a las señales que indican que la vuelta a la rutina está siendo difícil para ellos. “Los perros pueden gemir, aullar o incluso comenzar a lamerse excesivamente las patas.
También pueden perseguirse la cola, dejar de comer o evitar tomar agua”, advierte Araya.
En el caso de los gatos, estos pueden mostrar una mayor sensibilidad al tacto debido a la distribución de sus células de Merkel, lo que puede hacerlos más reactivos tras el contacto con extraños o cambios en su entorno. “Si se quedaron con un pet sitter y los tocaron mucho, puede ser necesario que tengan una fase de descanso en un espacio tranquilo”, agrega.
Estrategias para una transición más suave
Para minimizar el estrés en perros y gatos, la etóloga recomienda destinar un espacio seguro dentro de la casa: “Crear una zona de descanso oscura y tranquila, con elementos que fomenten la relajación, como mantas, juguetes de olfato y ruido blanco, ayuda a
reducir la sobresaturación de estímulos”.
Por otro lado, sugiere usar técnicas de enriquecimiento ambiental. Juegos como las alfombras olfativas o los “lickimats” con mantequilla de maní o pastas húmedas pueden estimular la liberación de dopamina y ayudar a que la mascota se relaje.
Es clave evitar la exposición excesiva a nuevos estímulos. “Es importante no llevarlos a lugares con demasiada gente, perros o ruidos fuertes en los primeros días. Lo ideal es paseos cortos de no más de 45 minutos y evitar visitas inesperadas”, dice Araya.
Asimismo, no se debe forzarlos a comer o interactuar. Es mejor respetar su ritmo y asegurarse de que tenga acceso a comida y agua sin presionarla.
Por último, la experta sugiere darles tiempo de descanso, especialmente a los felinos. Es clave proveer zonas en altura y permitirles recuperar su espacio sin interferencias. “Esperar a que el gato se acicale y duerma en sueño REM es señal de que está
recuperando su bienestar”, destaca Araya.
Errores comunes que se deben evitar
Uno de los principales errores que cometen los tutores es la “inundación”, es decir, exponer a la mascota a demasiados estímulos o cambios de golpe. “Recogerlos de la guardería y dejarlos solos inmediatamente al día siguiente por largas horas en casa es un
error. Lo mejor es tomarse algunos días de adaptación”, enfatiza la experta.
También es importante observar señales de calma como el sacudirse, bostezar o lamerse, pues estas indican que la mascota está procesando el cambio de manera progresiva. “Si vemos que hacen esto, es una buena señal de que están liberando el estrés de manera saludable”, concluye Araya.
En definitiva, tomarse el tiempo para reintroducir la rutina de manera gradual es clave para evitar episodios de ansiedad o cambios en la conducta de nuestras mascotas. Con paciencia y acompañamiento, la transición a la vida cotidiana será mucho más llevadera
para ellos.