¿Sientes alegría al ver correr a tu perro o sonríes cada vez que tu gato te recibe en casa? No eres el único. La ciencia explica cómo y por qué este vínculo emocional impacta tanto en nuestro bienestar y mejora nuestra salud mental.


Una acción tan común como acariciar a nuestro gato o jugar con nuestro perro puede aumentar la producción de oxitocina, endorfina, serotonina y dopamina, conocidas como las “hormonas de la felicidad”. Estos neurotransmisores funcionan como mensajeros químicos del bienestar, aliviando síntomas de depresión y sensación de vacío. Así lo confirma la ciencia: un estudio de la Harvard Nurses Health Study respalda que una conexión emocional fuerte con las mascotas reduce significativamente los síntomas de depresión y ansiedad​.

En Chile, esta necesidad cobra especial relevancia. El último Termómetro de la Salud Mental desarrollado por la Asociación Chilena de Seguridad y el Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales muestra que un 13,7% de los chilenos exhibe síntomas moderados o severos de depresión, mientras que el 21% experimenta soledad, siendo mayor en mujeres (26.1%). La psicóloga Suilan Chia Covarrubias destaca que “tener un animal de compañía permite sentirse acompañado y facilita interacciones y vínculos importantes”, disminuyendo el aislamiento y mitigando la soledad en un contexto de creciente afectación en la salud mental.

Menos ansiedad, más rutinas saludables

La presencia de una mascota también ayuda a reducir el estrés y la ansiedad. “Las personas que tienen animales reportan poder regular de mejor manera las experiencias estresantes, ya que su presencia disminuye la producción de cortisol, la hormona asociada al estrés”, comenta la especialista. Tener una mascota permite que las personas se enfoquen en el presente, ayudando así a reducir síntomas ansiosos.

Además, la convivencia con una mascota fomenta la creación de rutinas diarias y una vida físicamente activa. Facilita interacciones sociales, ofreciendo temas de conversación y oportunidades para conocer personas durante paseos o en visitas veterinarias. Según Suilan, “hablar de nuestras mascotas resulta más accesible y amigable”, siendo una ventaja para quienes tienen dificultades para socializar.

Además, tener un animal de compañía fomenta el desarrollo de “la empatía, la paciencia y el respeto. Uno lo puede ver en niños más pequeños, cómo lo van adquiriendo. Eso permite también ir generando mejores relaciones con uno mismo”, explica la psicóloga.

Conectar con el presente a través de nuestra mascota

El grounding, o conexión a tierra, es una práctica que ha alcanzado fama mundial en los últimos años y que se centra en reconectarnos con el entorno físico para reducir el estrés y mejorar el bienestar emocional. Aunque principalmente se asocia con caminar descalzo sobre la tierra, cada vez más estudios sugieren que también puede lograrse a través de actividades como la jardinería o acariciando a una mascota. “Estas interacciones fomentan la concentración en el presente a través de los sentidos, lo que resulta muy eficaz en la regulación emocional”, dice Suilan, quien sugiere estos 5 pasos para practicar grounding con tu mascota, solo en el caso de que exista la confianza y el animal lo permita:

Reconocer y agradecer: Reflexiona sobre las sensaciones que experimentaste y agradece su compañía.

Mirar: Observa a tu mascota, enfocándote en sus movimientos y detalles físicos, como la textura de su pelaje o la expresión en sus ojos.

Tocar: Acaríciala y percibe la textura de su pelaje, prestando atención a cada sensación.

Escuchar: Pon tu oído cerca de ella y escucha sus latidos o respiración.

Oler: Percibe su aroma natural, identificando cualquier detalle distintivo que te relaje: por ejemplo olor a tierra, o a pasto húmedo.