La llegada de un hijo a la familia puede ser un momento de inmensa alegría, pero también trae consigo cambios que no solo afectan a los nuevos padres, sino también a los miembros peludos del hogar. Tanto perros como gatos requieren tiempo y adaptación para enfrentarse a estos cambios. Aquí te explicamos cómo preparar a tu mascota para recibir al nuevo integrante de manera positiva y sin estrés.
Por Josefina Hirane
Imagina esta escena: acabas de llegar a la casa con tu bebé recién nacido. Las emociones están a flor de piel, la alegría inmensa, pero también el cansancio y la ansiedad. Las noches sin dormir, los llantos inesperados, y tú y tu pareja, adaptándose a este nuevo rol de padres, enfrentando el desafío más difícil de sus vidas. En medio de todo esto, tu mascota, ese fiel compañero que siempre ha sido parte del hogar, comienza a comportarse de manera extraña. El gato que solía ser tan independiente ahora se esconde constantemente, o tu perro, normalmente juguetón, parece inquieto y desorientado. Mientras intentas manejar la montaña rusa de emociones, también debes enfrentar el estrés que esta nueva dinámica está causando en tu mascota.
Este escenario, lejos de ser ficción, es una realidad que viven miles de familias todos los días. Tanto perros como gatos pueden verse afectados por las nuevas rutinas, sonidos, olores y la presencia de un nuevo integrante. Sin embargo, la manera en que cada uno enfrenta estos cambios puede ser muy diferente. Los gatos, conocidos por su amor por las rutinas, tienden a estresarse fácilmente, mientras que los perros suelen adaptarse de manera más flexible con la preparación adecuada. Para entender cómo ayudar a nuestras mascotas en este proceso, entrevistamos a la médico veterinaria Alicia Plaza, y también tomamos en cuenta las recomendaciones de Gabriella Tami, doctorada en veterinaria y máster en etología, quien escribió sobre el tema para el blog de la Fundación Affinity, una organización española que promueve el vínculo entre personas, gatos y perros.
Cambios graduales: la clave para ambos
Tanto los perros como los gatos necesitan tiempo para adaptarse a los cambios que trae un bebé, pero mientras los perros suelen ser más adaptables, los gatos, por su naturaleza territorial, son más sensibles a las alteraciones en su entorno. “Es completamente natural que esperemos un cambio comportamental en gatitos que se ven enfrentados a este nuevo tipo de desafío”, señala Alicia Plaza. Esto puede incluir la llegada de nuevos objetos, sonidos y olores, los cuales son percibidos por los gatos como potenciales amenazas a su espacio seguro. Gabriella Tami también destaca en sus recomendaciones la importancia de introducir cambios graduales para evitar el estrés, afirmando que “no lo hagas de manera brusca. Hay tiempo para hacerlo paulatinamente”, lo que aplica tanto para perros como para gatos.
Adaptar el entorno: cada uno a su ritmo
En cuanto al entorno, Alicia sugiere que los gatos se benefician de tener lugares seguros donde puedan refugiarse y observar los cambios desde una distancia cómoda. “Una manera es poder adaptar el nuevo entorno a las condiciones naturales que tienen los gatitos, cubriendo sus necesidades”, afirma. Esto puede incluir la creación de zonas de calma donde puedan estar lejos de ruidos fuertes o movimientos bruscos, como los relacionados con el bebé.
Gabriella Tami menciona que los perros también necesitan prepararse, pero su proceso es un poco diferente. La especialista propone empezar a introducir nuevas rutinas antes del nacimiento del bebé. “Crea un cuadrante de horarios e introduce poco a poco nuevas actividades”, sugiere. Es importante que aprendan a ser un poco más independientes, con actividades que no requieran la presencia constante del tutor, como jugar con juguetes interactivos en otra habitación.
La importancia de las rutinas
El apego a las rutinas es otro punto crucial donde los gatos y perros se diferencian. “Los gatos, además de apegarse mucho a sus territorios, son también seres que son muy rutinarios”, explica Alicia Plaza. Mantener, en la medida de lo posible, las rutinas de alimentación y juego que tu gato tenía antes de la llegada del bebé puede reducir significativamente su ansiedad. Para los perros, Gabriella destaca que, aunque las rutinas también son importantes, su flexibilidad les permite adaptarse mejor a los nuevos horarios, siempre y cuando se les dé tiempo suficiente para hacerlo.
Introducir al bebé de manera positiva
La forma en que se introduce al bebé en la vida de tu mascota también es sumamente relevante. Tanto en perros como en gatos, el uso de “condicionamiento positivo” puede ser una herramienta eficaz. Alicia explica que con los gatos es importante no forzar las interacciones. “Podemos invitar a que el gato entre a la habitación del bebé, darle algo rico para comer, y de esta manera que se vaya sintiendo más en confianza”. Dejar que el animal explore el espacio y huela los objetos nuevos, sin presión, es fundamental para que se sienta seguro.
Por su parte, Gabriella Tami recomienda una estrategia similar para los perros, aunque con un enfoque más activo. “Puedes encontrar una grabación del llanto de un niño y ponerla a volumen bajo mientras juegas con el perro o le das trocitos de una comida sabrosa”, sugiere en su artículo. Además, al igual que con los gatos, permitir que el perro explore los objetos relacionados con el bebé y se acostumbre a los nuevos olores y sonidos le ayudará a asociar la presencia del niño o niña con experiencias positivas.
Respetar el espacio de tu mascota
Otro consejo clave es el respeto por el espacio personal de la mascota, particularmente en el caso de los felinos. “Los gatos necesitan su espacio, sus tiempos”, comenta Alicia, recomendando que los niños, desde pequeños, aprendan a no invadir su preciado territorio. Los perros, por otro lado, también necesitan límites claros, pero suelen disfrutar más de la interacción con los niños. Gabriella Tami sugiere enseñar a los perros habilidades básicas para facilitar la convivencia con el bebé. “Ejercicios como sentarse y quedarse quieto serán imprescindibles para que la convivencia sea más sencilla”, señala.
En definitiva, la llegada de un bebé es un cambio importante, tanto para los humanos como para los animales. Siguiendo estos consejos, podrás ayudar a que tus mascotas, sean gatos o perros, se sientan más seguras y tranquilas en este nuevo capítulo de la vida familiar. Recuerda siempre ser paciente, respetar sus tiempos y reforzar positivamente cada paso hacia la convivencia armoniosa.